Nuestra historia corre
pareja con los avatares de la comarca a la que pertenece geográficamente. Su
topografía y su difícil acceso supusieron una escasa relevancia hasta el
descubrimiento de las minas de plata en 1844.
Es probable que
estuviera ya ocupada desde la Edad del Bronce, ya que se han encontrado restos
líticos, cerámicos y metálicos en los parajes denominados El Congosto y Las
Majadas (por la zona de Congostrina-LaTova), en Membrillera y en la cercana
necrópolis celtibérica del Altillo de Cerropozo en Atienza. Durante la Edad del Hierro se encuentran
poblaciones en “La Casilla de los Moros” (Membrillera) y un yacimiento en
Congostrina en el paraje “Santecilla”. En el periodo romano (200 a.c. hasta el
siglo V), las poblaciones de las que se tiene noticia son el poblado romano de
Membrillera “El Villar”, el puente romano sobre el Bornova en San Andrés y el
paraje conocido como “la Calzada”.
De nuevo Membrillera,
por su estratégica localización, cuando antes era paso de trashumancia, ahora
forma parte de un sub-ramal que unía las minas de oro de Navas de Jadraque con
la gran vía romana 25 por Jadraque, para así evitar el barranco del Bornova y
los montes del Alto Rey que tendrían que franquear para acceder a la más próxima
vía romana menor.
En los siglos VII al XI, como toda la meseta, se vio afectada por la ocupación musulmana y la posterior
reconquista por parte de los reinos cristianos del norte de la península.
Cuando en 1085 Atienza es reconquistada por Alfonso VI e incorporada a la
corona de Castilla, se le concede un extenso territorio que llegaba hasta el
río Tajo. Así nuestra historia queda ligada a la política de repoblación de
territorios (en 1149 formaron parte del común de Villas y Tierras de Atienza).
En 1269 aparece citada
en documentos como “Loin del Encina” y queda adscrito al Común de Villa y
Tierra de Jadraque, en su Sesmo del Bornova y en 1434, Juan II segrega el Sesmo
del Bornova para donarlo como regalo de boda al magnate don Gómez Carrillo. En
1469 pasa a ser propiedad del Gran Cardenal Mendoza, de cuyo linaje dependerá
hasta finales del siglo XIX.
Las Relaciones Topográficas de
Felipe II de
1581 nombra a "Allende la Encina" con 23 vecinos. Descrito como aldea
muy pobre, casas de piedra y tejado de pizarra, vecinos dedicados a
ganadería y labranza de consumo propio. No se definen vecinos con oficios
ni relevancia personal ni social. La iglesia ya estaba dedicada a Santa Cecilia
y también se guardaba devoción por San Sebastián y Santa Quitería.
Responden al mismo: Andrés de Lamo (alcalde), Andrés Martín, Esteban del Olmo y Pedro Cortezón como autoridades municipales confirmando la certeza de las respuestas. Son citados como dueños de colmenas y otros bienes los vecinos Juan Palancares, Andrés Cuenca, Andrés Criado, Esteban del Olmo, Andrés y Blas de Marco, Lorenzo Bodega… apellidos que aun hoy se conservan entre nuestros vecinos.
“Responden, nombrado “Yendelaencina” Villa de
Jadraque con 37 vecinos, 9 viudas y 4 menores, 38 casas habitadas, 30 pajares
20 casillos de ganado y 41 colmenas. Sin párroco, ni medico ni boticario. La
única tienda era una taberna, No se declaran minas ni salinas, la única
“industria” era un molino harinero en el Bornova (El molino Zarzuela)”
Hacia 1840 aparece
Esteban Górriz realizando mediciones de los montes. Aficionado a la
geología fue el descubridor de las minas de plata en la zona de Cantoblanco,
donde el filón aparecía a ras de suelo. Górriz consigue formar la primera
sociedad para la explotación de las minas y a partir de este momento,
Hiendelaencina deja de tener una historia anónima, para convertirse en protagonista.
Las características peculiares de los filones encontrados en su subsuelo
(fracturados por las fallas del terreno) generan un siglo lleno de altibajos:
según evoluciona la producción de mineral, así evoluciona su población, y con
ella el curso de su historia.
De los 200 habitantes
anteriores al descubrimiento se alcanzaron los 5000 (censo de 1857): llegaron
mineros, comerciantes, albañiles, herreros, mecánicos, farmacéuticos,
médicos.... la estructura del pueblo cambió, se extendió con un nuevo
urbanismo, casas de dos plantas, una nueva iglesia, ayuntamiento, tiendas….
Las sociedades que explotaban las minas crecieron en número y no todas alcanzaron los beneficios esperados, el número de pozos se extendió por todo el término siguiendo la dirección suroeste-noreste del filón rico… Y la pérdida del filón rico debido a las fallas y fracturas de terreno redujo la producción de plata y por consiguiente el abandono de los trabajos de explotación y la disminución de la población. Cinco etapas distintas reconoce Antonio López Gómez, en su estupendo trabajo “El distrito minero de Hiendelaencina (Guadalajara)” , alternando las etapas florecientes con las de decadencia:
Las sociedades que explotaban las minas crecieron en número y no todas alcanzaron los beneficios esperados, el número de pozos se extendió por todo el término siguiendo la dirección suroeste-noreste del filón rico… Y la pérdida del filón rico debido a las fallas y fracturas de terreno redujo la producción de plata y por consiguiente el abandono de los trabajos de explotación y la disminución de la población. Cinco etapas distintas reconoce Antonio López Gómez, en su estupendo trabajo “El distrito minero de Hiendelaencina (Guadalajara)” , alternando las etapas florecientes con las de decadencia:
1845-1870 primera etapa
de florecimiento en cuanto a la extracción de la plata: Santa Cecilia, San Juan
de la Cruz, La Perla, La Fortuna, Santa Teresa, La Suerte, La verdad de los
Artistas, El Relámpago, San Carlos, Trillana, Vascongada, Laura y Arcángel.
Es el periodo más importante en cuanto a cambios estructurales en la
sociedad: la población se multiplica por 20. Hay una llegada masiva de varones
jóvenes, sin cargas familiares, para realizar las tareas más
peligrosas en las minas: el 67.4% de los mineros muertos eran solteros. La
falta de seguridad en el trabajo y de maquinaria concentran desde 1851 a
1860 el 53.20% de las muertes producidas por accidentes. Se crea la fábrica de la Constante para conseguir la plata.
1871-1888, primera etapa
de decadencia: las labores se realizan a mayor profundidad y hay una reducción
del mineral extraído con un menor beneficio. La mayor producción procede de los
materiales antes desdeñados en los interiores de las minas y en las escombreras.
Se produce una disminución del número de obreros y las sociedades cambian de
dueños. Hay en este periodo una falta de inversiones y de estudios: se
busca un beneficio rápido y generoso como en años anteriores. Destaca en la
década de los 80 Bontoux, banquero francés, que forma el grupo “Nueva
Santa Catalina” (S. Catalina, Valenciana 1 y 2, Perla, Suerte, Fortuna y Santa
Cecilia: Instala en 1885 en el Bornova una turbina para las máquinas de aire
comprimido de Santa Catalina. A punto de cerrar el 29 de septiembre de 1885
, en el pozo San Miguel , descubre “una zona espléndida, la cual produjo al
banquero más de 20 millones en 7 años”
1889-1897 segunda etapa
floreciente.
1903-1915 tercera etapa
de florecimiento. Nueva alza en la extracción de plata. En 1900
nueva central en el Bornova para utilizar perforadoras de aire comprimido en
Santa Teresa, lo que supone una disminución del número de mineros, y en las
estadísticas mineras, dejan de mencionarse a las mujeres y a los muchachos.
También se produce una diversificación de los trabajos; mecánicos, sastres, zapateros, herreros, albañiles, médicos, comerciantes…
También se produce una diversificación de los trabajos; mecánicos, sastres, zapateros, herreros, albañiles, médicos, comerciantes…
1916-1925 decadencia
final: Disminución de la extracción de la plata para desaparecer en 1925,
debido a las dificultades económicas de las sociedades explotadoras, a la falta
de filones con buenos beneficios y la retirada de los capitales extranjeros con
la 1ª Guerra Mundial. La Sociedad de Minas de Plata de Hiendelaencina,
creada en 1918, cierra definitivamente en 1926.
En la década
de los 40 se abre la mina de Santa Teresa y continúan las prospecciones
en San Martín y San Carlos hasta que los resultados fueron negativos
y los trabajos terminaron. Volvemos a ser un pueblo solamente
agrícola y ganadero con un pequeño comercio de primera necesidad: farmacia,
estanco, herrería, un par de tiendas, tabernas… la presión demográfica sobre la
tierra es grande a pesar de la pérdida de habitantes durante el primer tercio
de siglo, y la inmigración a las grandes ciudades (Madrid y Guadalajara
principalmente) nos deja con las mismas 200 almas que vivían en este rincón
apartado de la serranía del Alto Rey.
El
descubrimiento de las minas también supuso cambios en la comarca: el más
importante fue la creación de la Constante, fábrica para la transformación de
la plata, situada en el término municipal de Gascueña de Bornoba.
Sus fundadores fueron los propietarios ingleses de la sociedad La Bella Raquel, quienes construyeron un pueblo a imagen y semejanza de su tierra.
Sus fundadores fueron los propietarios ingleses de la sociedad La Bella Raquel, quienes construyeron un pueblo a imagen y semejanza de su tierra.
A finales de
siglo, una empresa de Murcia abre un lavadero para procesar las escombreras de
mineral desechado al pie de los pozos, creando una nueva escombrera o presa de
secos en San Carlos. La idea de reabrir las minas aparece de vez en
cuando en los titulares de los periódicos como una promesa, pero mientras tanto
los nombres de sus minas resuenan como ecos de su pasado.